Las figuras de masapán son artesanías tradicionales emblemáticas de la parroquia de Calderón, ubicada al noreste de Quito, Ecuador. Estos pequeños tesoros culturales representan una tradición artesanal única que ha perdurado por generaciones.
El origen de estas figuras se remonta a tradiciones indígenas prehispánicas. Inicialmente, se elaboraban figuras de pan con formas de personas y animales como ofrendas para el Día de los Difuntos (2 de noviembre). Estas «guaguas de pan» (figuras de pan con forma de bebé) se llevaban a los cementerios como ofrenda para los fallecidos.
Con el tiempo, las artesanas de Calderón comenzaron a elaborar estas figuras con una masa más duradera para que pudieran conservarse como recuerdos. Así nació el masapán como lo conocemos hoy, transformando una tradición ritual en una expresión artística y cultural permanente.
¿Qué es el masapán y de dónde viene?
El masapán es una técnica artesanal única de Calderón, una parroquia rural al norte de Quito, Ecuador, a unos 20 minutos del aeropuerto Mariscal Sucre. Su nombre viene de «masa» y «pan», porque, bueno, básicamente es eso: una masa de pan que no se come, sino que se transforma en figuritas decorativas.
La receta base es súper sencilla: harina de trigo, agua y un poco de pegamento blanco para que aguante el paso del tiempo. Pero ojo, cada familia tiene su truquito y lo guarda como si fuera el secreto de la Coca-Cola.
Esta tradición empezó alrededor de los años 40, aunque sus raíces son más antiguas. Todo se remonta a las guaguas de pan, esos panes dulces en forma de bebés que se hacen para el Día de los Difuntos (2 de noviembre) en Ecuador. Las guaguas de pan eran comestibles y se llevaban a los cementerios como ofrenda para los seres queridos fallecidos, junto con la famosa colada morada, una bebida morada hecha de maíz morado, frutas y especias.
En Calderón, alguien tuvo la brillante idea de hacer que estas figuritas fueran más duraderas. ¿Quién fue esa mente creativa? Nada menos que Margarita Reza Povea, una artesana que en 1938, con apenas 15 años, empezó a experimentar con la masa para que no se echara a perder. Ella quería que las figuras fueran algo más que un pan de un día, y vaya que lo logró. Hoy, las figuras de masapán son Patrimonio Cultural Inmaterial de Ecuador, una distinción que recibieron en 2018, y se venden en todo el mundo.
¿Cómo se hacen estas figuritas?
Hacer masapán no es para impacientes, te lo digo de una vez. Primero, se mezcla la harina de trigo con agua y pegamento hasta que la masa quede bien plástica, como si fuera plastilina, pero comestible… aunque no te lo recomiendo. Luego, se tiñe con colorantes vegetales para darle vida a las figuras. Aquí viene lo divertido: los artesanos moldean todo a mano, usando herramientas pequeñitas como cuchillos, palillos de dientes y hasta agujas para los detalles más finos. ¿Un pajarito con plumas diminutas? ¿Un diablito de la fiesta del Inti Raymi con todos sus colores?
Después de moldear, las figuras se dejan secar al aire libre entre 4 y 10 días, dependiendo del tamaño. Una vez secas, se decoran con más detalles, como «bordados» hechos con cordoncitos de masa, y finalmente se barnizan para que duren años. Hay figuras de todo tipo: desde animalitos como llamas, tortugas y caballos, hasta personajes con trajes típicos de Ecuador, como las cayambeñas o los saraguros, que representan la diversidad cultural del país. También hacen nacimientos navideños, adornos para el hogar e incluso piezas personalizadas que se exportan a lugares tan lejanos como Europa y Estados Unidos. ¿Quién diría que una masita de Calderón iba a llegar tan lejos?
La conexión con el Día de los Difuntos
El masapán tiene un origen súper ligado al Día de los Difuntos. Originalmente, las figuras eran comestibles y se hacían para compartir con los difuntos en el cementerio. Los indígenas de Calderón creían que la muerte no era el fin, sino una especie de «salto al mundo de los espíritus», y estas figuritas eran parte de un ritual para mantener viva esa conexión. Además de las guaguas de pan, también se hacían caballos con jinetes, especialmente por los niños, y soldados, que simbolizaban ofrendas para los fallecidos. Con el tiempo, las figuras dejaron de ser comestibles y se convirtieron en arte decorativo, pero siguen siendo un símbolo de esta fecha especial.
En noviembre, Calderón se llena de vida con ferias y eventos para celebrar esta tradición. La Unión Artesanal de “Mazapán de Calderón”, ubicada en la Avenida Carapungo, es el lugar perfecto para ver a los artesanos en acción. Hay pequeños talleres donde puedes comprar desde figuritas de 25 centavos hasta piezas más elaboradas que cuestan entre 20 y 30 dólares. Si pasas por ahí, no te sorprendas si encuentras un montón de turistas buscando souvenirs: el masapán se ha vuelto famoso a nivel internacional.
Las figuras en la actualidad
Hoy en día, las figuras de masapán han evolucionado desde simples guaguas de pan hasta complejas representaciones que incluyen:
- Personajes de la vida cotidiana ecuatoriana
- Nacimientos (belenes) completos
- Réplicas en miniatura de frutas y alimentos
- Adornos para árboles de Navidad
- Imanes decorativos
- Joyería artesanal
Estas artesanías se han convertido en souvenirs populares para turistas y son consideradas patrimonio cultural inmaterial de Ecuador, siendo emblema de la identidad cultural quiteña y ecuatoriana.
¿Por qué es tan especial el masapán?
Primero, porque cada pieza es única. No hay dos figuras iguales, y eso es lo que las hace tan auténticas. Segundo, porque detrás de cada figurita hay una historia de tradición y esfuerzo. En Calderón, cientos de artesanos, muchos de ellos de tercera generación, siguen manteniendo viva esta práctica. Aunque, siendo sinceros, no todo es color de rosa: algunos dicen que el arte del masapán está en peligro de desaparecer. Los jóvenes no están tan interesados en aprenderlo porque, aunque es hermoso, lleva mucho tiempo y no siempre deja grandes ganancias. Imagínate pasar días moldeando una figura para que te paguen solo un cuarto de dólar. ¡Es un trabajo de amor, no de bolsillo!
Aun así, hay esfuerzos para preservarlo. Irma Bedoya Reza, hija de Margarita Reza Povea, y otros artesanos trabajan con instituciones patrimoniales para que esta tradición no se pierda. Incluso los colegios de la zona han empezado a llevar a los estudiantes a conocer el proceso, lo que es una buena señal.
¿Dónde puedes encontrarlas?
Si estás en Quito, un paseo a Calderón es obligatorio. Busca la Unión Artesanal de “Mazapán de Calderón” en la Avenida Carapungo, a unas cuadras de la plaza principal. El lugar es pequeño, y el letrero no es muy llamativo, así que abre bien los ojos. Una vez dentro, encontrarás varios puestos con figuras de todos los tamaños y colores. Si vas en octubre o noviembre, justo antes del Día de los Difuntos, verás la mayor variedad. También puedes encontrar masapán en mercados como el de Otavalo, famoso por sus artesanías.
Un arte que trasciende fronteras
El masapán no solo se queda en Ecuador. En los años 60 y 70, gracias a proyectos como la Alianza para el Progreso de John F. Kennedy, estas figuritas empezaron a exportarse a través de la Organización Comercial Ecuatoriana para el Artesano (Ocepa). Hoy, mercados en Perú, Chile, Viena y hasta Estados Unidos compran estas piezas. Hay artesanos que producen hasta 20,000 figuritas al mes, y muchas se venden como adornos navideños o recuerdos culturales. Así que, si ves un nacimiento de masapán en una tienda en Brujas, Bélgica, no te sorprendas: ¡es de Calderón!
Resumen
El masapán de Calderón es mucho más que un pedazo de masa pintada. Es una tradición que lleva 80 años poniendo a Ecuador en el mapa, uniendo a las familias y recordándonos que incluso en la muerte hay espacio para el arte y la creatividad. Así que la próxima vez que veas una de estas figuritas, no pienses que es solo un souvenir: es un pedacito de historia que ha viajado desde Calderón hasta tu casa. Y si no te animas a visitar Calderón para verlo con tus propios ojos, bueno, te estás perdiendo de algo grande… pero supongo que siempre puedes googlearlo, ¿no?
Pingback: Artesanías del Ecuador