El Killa Raymi, una celebración tradicional y llena de significado en Ecuador, especialmente para las comunidades indígenas de los Andes. Esta fiesta es como un canto a la feminidad, la luna y la fertilidad de la tierra, y está muy conectada con la vida agrícola. Así que, prepárate para imaginar un paisaje andino lleno de rituales, danzas y gratitud.
¿Qué es el Killa Raymi?
El Killa Raymi, que en quechua significa «fiesta de la luna», es una celebración andina que honra la feminidad, la fertilidad y el inicio de la siembra. Se lleva a cabo cada 21 de septiembre, que coincide con el equinoccio de otoño en el hemisferio sur, cuando el sol cruza el ecuador y el día y la noche duran lo mismo.
Para los pueblos indígenas, como los kichwa y los cañari, este momento marca el fin de la preparación de los suelos y el comienzo de los cultivos. Es como un «hola, luna, gracias por ayudarnos a sembrar», porque creen que la luna (o Mama Killa) tiene un poder especial para hacer que la Pachamama (Madre Tierra) sea fértil.
Esta fiesta es una de las cuatro grandes celebraciones del calendario agrícola inca, junto con el Inti Raymi (fiesta del sol), el Pawkar Raymi (fiesta del florecimiento) y el Kapak Raymi (fiesta de la germinación). Cada una tiene su momento y su propósito, y juntas forman un ciclo que guía la vida en los Andes.
¿Dónde y cuándo se celebra?
El Killa Raymi se celebra principalmente en la sierra de Ecuador, en comunidades indígenas de provincias como Imbabura, Cañar, Azuay y Tungurahua. Lugares como El Tambo (Cañar), Ingapirca (un sitio arqueológico cañari-inca), y Cuenca son famosos por sus festividades. En Cuenca, por ejemplo, el 21 de septiembre se hace un ritual en la plaza El Otorongo, y también hay caminatas y eventos en el Parque Arqueológico Pumapungo.
La fecha del 21 de septiembre no es casualidad: es el equinoccio de otoño, un día de equilibrio en la naturaleza que los indígenas ven como ideal para empezar a sembrar. En esta época, eligen las mejores semillas, especialmente de maíz, y las preparan para la Pachamama, agradeciéndole por su generosidad. En algunos lugares, como Nabón (Azuay), la celebración se extiende hasta el 24 de septiembre para incluir las fiestas patronales del Señor de los Milagros, mezclando lo indígena con lo católico.
¿Cómo se celebra?
El Killa Raymi está lleno de rituales y tradiciones que conectan a la gente con la luna y la tierra. Uno de los momentos más importantes es la ceremonia ritual, dirigida por yachaks (sabios o chamanes cañaris), que hacen ofrendas a la Mama Killa y la Pachamama. Estas ofrendas incluyen flores, frutas y alimentos como maíz y habas, que se colocan en forma de chacana, una cruz andina que simboliza el equilibrio.
También hay danzas tradicionales y música con instrumentos como flautas, tambores y rondadores. Las comunidades se visten con trajes coloridos, y algunos usan sombreros blancos y ropa negra, como en Saraguro, para recordar su historia y resistencia. En El Tambo, eligen a una ñusta (reina del festival), que representa la belleza y la fertilidad, y lidera un desfile por las calles. ¡Es como una pasarela andina llena de orgullo!
La comida es clave en esta fiesta. Preparan una pambamesa, una mesa compartida en un mantel largo sobre el suelo, con platos típicos como maíz, fréjol, cuy y papas. También sirven chicha de jora, una bebida fermentada de maíz que es sagrada para los indígenas. Por las noches, encienden una chamiza (fogata) y hay comparsas, juegos populares y fuegos artificiales que iluminan el cielo. Todo esto crea un ambiente de alegría y unión.
En Cuenca, el Ministerio de Cultura y Patrimonio organiza eventos como la “Caminata por la Geografía Sagrada”, que va desde Pumapungo hasta el Cerro Pillachikir, y un encuentro llamado “Dialogando Saberes”, donde se habla de las tradiciones andinas. Es una forma de mantener viva la cultura y atraer a turistas.
Historia y significado
El Killa Raymi tiene raíces profundas que vienen de antes de los incas. Los cañaris, un pueblo indígena de la sierra sur, ya celebraban la luna y la siembra mucho antes de la llegada de los incas en el siglo XV. Los incas adoptaron esta fiesta y la incluyeron en su calendario agrícola, que tenía 12 meses y 360 días. En esa época, el Killa Raymi también era un homenaje a la reina inca y a la Mama Killa, considerada la madre de la reina, para pedir salud y buenas cosechas.
Cuando los españoles llegaron, intentaron borrar estas tradiciones porque las veían como paganas, pero las comunidades las mantuvieron vivas en secreto. En el siglo XX, especialmente desde el año 2000 en lugares como Saraguro y Nabón, el Killa Raymi se revitalizó como una forma de recuperar la identidad indígena y resistir la colonización. Hoy, es un símbolo de orgullo cultural y una manera de enseñar a las nuevas generaciones sobre sus raíces.
El significado del Killa Raymi va más allá de la siembra: es una celebración de la feminidad y el poder de la mujer, que se ve como la dadora de vida, igual que la luna y la tierra. También es un momento de integración entre las comunidades, o ayllus, y un recordatorio de vivir en armonía con la naturaleza.
El Killa Raymi hoy
En lugares como Ingapirca y Cochasquí, las fiestas suelen hacerse en sitios arqueológicos, lo que les da un toque mágico. En Cuenca, el evento atrae a mucha gente con sus rituales y caminatas, y en El Tambo hay desfiles y música que llenan las calles de vida.
La fiesta también tiene un mensaje ecológico. Con los problemas del cambio climático afectando los cultivos, el Killa Raymi recuerda la importancia de cuidar la Pachamama. Las comunidades piden a la luna y la tierra que las ayuden a mantener la fertilidad del suelo, y eso es un mensaje que todos podemos tomar en serio.
Si quieres vivirlo, te recomiendo visitar El Tambo o Ingapirca el próximo septiembre. Lleva ropa cómoda, porque puede haber caminatas, y prepárate para compartir comida y aprender de las tradiciones. Es una experiencia que te conecta con la historia y la naturaleza de una forma única.
Para cerrar con una sonrisa
El Killa Raymi es una fiesta que te hace sentir el latido de los Andes: la luna brillando, las comunidades unidas y el aroma del maíz y la chicha llenando el aire. Es un momento para agradecer, bailar y recordar que la tierra y la mujer son las que dan vida. Así que, si algún día estás en la sierra en septiembre, únete a la celebración: comparte una pambamesa, escucha las flautas y déjate llevar por la magia de la luna. ¡Y si no, ya tienes una buena historia para contar!
¿Te gustó este viaje cultural? Si quieres saber más, temas como la Pachamama, el Inti Raymi, las ruinas de Ingapirca o las tradiciones cañari tienen mucho más que ofrecer. ¿Qué te parece?